Por Emiliana Rickenman
En estos días he leído ciertas comparaciones entre la crisis del coronavirus y la crisis climática, pues no es un secreto que ambas sobrepasan el poder del hombre y lo dejan como un individuo indefenso frente a una adversidad monumental.
En el caso del COVID-19, y a diferencia de la crisis climática, se están viendo consecuencias directas, y, además, todos las estamos viviendo por experiencia propia. De un día para otro los casos que antes se podían contar con las manos se multiplicaron.
La gente se dio cuenta de que no era un chiste y de que nadie estaba exento ni podía librarse de las consecuencias. Pero entonces, ¿hubiéramos actuado para evitar la pandemia? ¿O haríamos lo mismo que con la crisis climática, problema que entre más científicos y cifras prueban, ignoramos cada vez más porque “todavía no se ven las consecuencias”? Escribiendo esto me di cuenta de que en realidad sí nos avisaron.
Cuando la situación se volvió crítica en Italia, y en España se acercaba a serlo cada vez más, la gente seguía saliendo, reuniéndose y juntándose, ignorando descaradamente las recomendaciones del gobierno y las advertencias de los contagiados.
Los que lo hacían se justificaban con la famosa frase “solo es una gripa” o “eso solo afecta a los viejos”, pero estoy segura de que la realidad ya les quitó esa idea.
Teniendo en cuenta que de hecho sí fuimos advertidos, debo cambiar entonces mi pregunta. ¿Con el ejemplo de esta crisis, vamos a seguir esperando a que nos afecte directamente para actuar? Las excusas de “eso no me afecta”, “falta mucho”, “todo es fake news”, “son exageraciones”, “no creo en eso” en realidad se parecen mucho a las que se decían en vísperas de la pandemia, y las burlas a los que se lo tomaron en serio desde un principio se parecen también al irrespeto de los activistas y ambientalistas.
Ya tenemos un panorama amplio de una situación que supera el poder del hombre, y que se sale de las manos de todos afectando nuestra vida cotidiana profundamente.
Ninguno la soporta más, nos da rabia ver que alguien no se está quedando en su casa y que no se está tomando esto en serio y daríamos lo que fuera para volver a la normalidad.
¿No es esto suficiente para tomar en serio las advertencias y las cifras para no volver a caer en una crisis global? Tenemos tiempo, pero no tanto.
Es momento de dejar atrás esas excusas, no podemos dejar que el hecho de que la mayoría no estamos viviendo las consecuencias directamente, nos ciegue y nos haga pensar que, como lo fue el coronavirus en su momento, esto es un chiste.
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