By Sofia Salamanca
Muchos nos hemos preguntado cómo ser parte de la solución y no de la polución causada por el plástico. Nos hemos cuestionado los patrones de producción y consumo tan salvajes que tiene el sistema capitalista en el mundo. Gracias al uso excesivo de este material, que según el tipo de plástico puede tardar entre 100 a 1000 años en degradarse, se genera una afectación que es cada vez peor a los ecosistemas, a la biodiversidad y a la salud humana . Por esta razón surge la campaña Plastic Free July o Julio Sin Plástico, para hacer frente a esta problemática a nivel mundial.
En la época de la inmediatez y el facilismo, la invención del plástico ha sido uno de los descubrimientos más importantes para la ciencia y la industria. Un material demasiado versátil que puede adaptarse a cualquier aplicación imaginable. Debido a esas atractivas propiedades, se ha utilizado para satisfacer las necesidades y los deseos humanos en los distintos sectores del mercado. Vemos plástico en todas partes, en los envases, en desechables, en la ropa, los edificios, los dispositivos tecnológicos, en decoración, productos de cuidado personal, etc. Sin embargo, el impacto del plástico en el medio ambiente es más fuerte de lo que se puede imaginar.
Las cifras según la ONU son alarmantes, pues la situación se ha agudizado con la pandemia por el COVID-19. Desde el año pasado el consumo de plásticos de un solo uso se ha disparado de manera asombrosa. Se estima que más del 70% de este plástico terminará tirado en océanos, vertederos y hasta un 12% será quemado generando contaminación y enfermedades en las zonas más vulnerables del planeta.
Además, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) calcula que los océanos reciben más de ocho millones de toneladas de plástico cada año, el equivalente a descargar un camión de basura en el océano por minuto. En Colombia cada habitante deshecha 24 kilos de plástico al año, es decir, 1.250.000 de toneladas anuales, y al menos el 56 por ciento son plásticos de un solo uso. En Bogotá la Secretaria Distrital de Ambiente determinó que en los supermercados se reportan anualmente 491 millones de bolsas usadas en doce cadenas grandes.
Es por ello que se funda Julio Sin Plástico como un movimiento global lanzado por la Plastic Free July Foundation en 2011 en Australia con el propósito de reducir los plásticos de un solo uso, nuestra huella ecológica y proteger los océanos durante todo el mes de julio. En su reporte de impacto del 2020, se muestra que los participantes de esta campaña redujeron sus desperdicios y reciclaje en 21 kg por persona por año y que 900 millones de kg de desperdicio plástico fue evitado, incluyendo millones de bebidas de un solo uso, botellas, tazas de café, envases, pitillos y bolsas de plástico. El reto consiste en hacer cambios sobre nuestro modo de consumir, encontrando alternativas sustentables que minimicen el desperdicio.
Esta es una excelente iniciativa para invitar a la gente a replantear sus hábitos de consumo. Cuando me di cuenta de la cantidad de plástico que tenía cada cosa a mi alrededor, sentí preocupación y me interesé por buscar alternativas como, por ejemplo, usar un cepillo de dientes de bambú, un termo, pitillo de acero o envases reutilizables de vidrio para reemplazar algunos productos que utilizaba. Poco a poco sigo incorporando hábitos para reducir mi consumo de este material y lo mejor es que Julio sin plástico es un reto para nosotros mismos durante un mes, sólo con este cambio parcial ya hacemos la diferencia.
Puntualmente el Plastic Free July de este año 2021 veo que tiene unos enormes retos, en un momento de reactivación y adaptación a la nueva realidad post pandemia, pues este momento demostró que se necesita un cambio en todos los ámbitos de la sociedad si queremos progresar. Aunque no es una solución que resuelva por completo la crisis climática, es una estrategia que incentiva la transición hacia maneras más ecológicas y amigables de vivir en el planeta.
Finalmente, hay que resaltar la importancia de crear conciencia en nuestras comunidades y personas cercanas para tomar acción frente a los desequilibrios ambientales, climáticos, económicos y sociales que la problemática del plástico está causando. No hay que hacerlo de manera perfecta, pero es posible empezar por reducir la cantidad de plástico que se consume durante este mes desde casa y luego implementarlo a diario en la vida. Si bien cada pequeña acción individual es fundamental para contrarrestar la crisis, es aún más importante el cambio colectivo, pues es claro que gran parte de la responsabilidad recae en los gobiernos y las grandes empresas. Por lo cual debemos exigir que actúen con políticas efectivas en línea con el respeto por los derechos humanos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Todos podemos aportar nuestro granito de arena para ser parte del cambio, pues el cuidado del planeta no da espera y el tiempo sigue corriendo.
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