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Por Sofia Palacios


Durante mi cuarentena, y en general, nunca me han hecho falta las redes sociales. Aparte de muchos quehaceres, el teléfono siempre me acompaña. Todo parece muy cómodo desde él, veo y hago lo que quiero. Realmente, el problema comienza cuando recuerdo que la vida no está en una pantalla.


A muchos nos incomoda ver la realidad, y es porque la realidad puede ser cruel. Al ver las noticias y notar que, a pocos kilómetros de mi hogar, en el país en el que nací, líderes sociales están siendo desaparecidos y asesinados, me duele en el corazón. Duele porque se cree que ya no hay nada que hacer.


Sentirse cómodo es ignorar la realidad, como también lo es ver una noticia en las redes y ni siquiera informarse al respecto. Sentirse cómodo es fingir que lo que pasa fuera de mi casa no me afecta. Sentirse cómodo es pensar que, si no es conmigo, no debo hacer nada. En pocas palabras, es rendirse como ser humano.


Incomodarnos podría salvar el mundo. Incomodarse no es algo malo, por el contrario, en este contexto, incomodarse es sinónimo de valentía, de tomar ese sentimiento de tristeza e impotencia y convertirlo en fuerza. Ser voluntario en FFF y voluntario del mundo simboliza coraje.


Compartir nuestra indignación, informarnos y hacer un llamado de ayuda hace que la voz de nuestros líderes y sus familias se escuche muy alto. Incomodémonos un poco y salvemos el futuro.

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