Por Pablo Robles
Soy Pablo Robles, tengo 25 años y soy músico. Me uní a Fridays For Future Bogotá porque creo que una solución para salir de la crisis climática puede ser, si se hace de manera justa, la solución a muchos otros problemas sociales y económicos que vive Colombia.
Durante este confinamiento se hace evidente que la dependencia económica al petróleo causa que, en el momento en el que el precio baja, inmediatamente estemos en crisis económica (lo que termina en una crisis social).
Las medidas y actitudes que pide a gritos el movimiento climático a políticos y ciudadanos se piensan también por sus efectos en la justicia social y en la soberanía económica: reducir la deforestación implica reducir los cultivos ilícitos y el acaparamiento ilegal de tierras, el tránsito a energías limpias implica protegernos de la volatilidad del mercado de los combustibles fósiles
Privilegiar el consumo local es ofrecer mejores condiciones de trabajo a campesinos y más desarrollo a las empresas colombianas, proteger el agua es proteger nuestra soberanía sobre un bien que escaseará en muchos países en un futuro próximo y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es asegurarnos un futuro con menos sequías, inundaciones y otros desastres naturales.
Sin embargo, sobre todo en las zonas rurales de Colombia, ser activista es muchas veces una sentencia de muerte. Desde esta realidad tan difícil, surge una pregunta: ¿cómo podrían cambiar las cosas? Ante la indignación por los asesinatos a nuestros líderes sociales, todos nos hemos preguntado: “¿Qué puedo hacer?”, “¿Cómo los ayudo?”, “¿Cómo hago algo por ellos estando en un contexto tan distinto?”.
La respuesta que he encontrado (o, al menos, parte de ella) es apoyar sus luchas, ya sea a través de apoyar directamente los movimientos que lideran o lideraban, ya sea luchando (desde mi posición) para hacer realidad eso por lo que dieron su vida, entre lo cual se encuentran la paz, la justicia social y la justicia climática.
Me uní a FFF porque siento que al hacerlo estoy honrando el trabajo de los líderes sociales en Colombia, porque siento que todos deberíamos honrarlos de alguna manera y porque si todos somos activistas no hay grupo armado tan fuerte o gobierno tan omnipotente para detener un cambio; me uní, en últimas, porque siento que a esto sí vale la pena dedicarle la vida.